martes, 5 de agosto de 2008

Navidad, ¿Por qué nació Jesús?

Sin duda la navidad es una fiesta para todos nosotros, familia y amigos. Los regalos a elegir ya han sido tema de discusión (y peleas) o lo serán en las próximas horas, como también el lugar en donde pasar la noche de navidad y, por supuesto, que comer en esa ocasión.
Esto dista de ser una crítica contra todo ello. Lo que escribo desea, humildemente, acentuar el significado esencialmente cristiano de esta fiesta.
Para no dejar de ser pedagógico, quisiera partir recordando que hace pocas semanas hemos partido un nuevo año litúrgico, en el momento que se inició adviento, es decir, cuatro domingos de espera al nacimiento de Jesús. Cosa que resulta entretenida, toda vez que tenemos ‘dos años nuevos’ en un mes. Doble fiesta.
Pero es otra cosa la que me interesa compartir con ustedes, amigos. Y es el significado real, o bien, el por qué tiene que nacer Jesús…por qué, pues ya todo estaba creado, ya teníamos mandamientos claros, ya teníamos una institucionalidad religiosa afirmada. Entonces ‘por qué’. Todo indica que ‘algo faltaba’ y eso necesita explicación para todos. Por ejemplo, hoy leía en la Biblia que ‘con Dios se acaban las tinieblas, se acaba la noche y llega el día y la luz’, suena bonito, pero ¿qué significa?, ¿qué quiere decir esto para el mundo?, ¿qué quiere decir para la vida personal de cada uno de nosotros?, ¿qué quiere decir para la Iglesia Local y Universal?.
Si me apuran, que Dios sea día y luz, quiere decir Justicia, Paz y Amor para todos sin exclusión, o en otras palabras, ‘El Reino de Dios en medio nuestro’. (¿Ya estaré rompiendo raciocinios teológicos?).
Desde acá deseo responder la pregunta inicial. Si observamos nuestra realidad (fuera de la casa, de cualquier frontera y por supuesto fuera de la sacristía), vemos que no hemos construido un mundo feliz, un mundo de paz, un mundo de amor y lo que es más grave, no hemos construido un mundo de Justicia; si seguimos la lógica de lo que escribo, no hemos construido el Reino de Dios, no hemos cumplido la parte del contrato que Jesucristo hizo con nosotros, no hemos hecho su encargo, el encargo de Dios!.
No quiero parecer pesimista ni mal agradecido, pues también es cierto que mucho hemos trabajado por hacer de este mundo un lugar mejor desde Dios, y podría gastar mucho tiempo en nombrar personas, obras, proyectos, logros en torno a esto, ¡Cuantos mártires, cuanta sangre, cuantas discusiones, cuanto cansancio!, es verdad, hemos hecho harto. Sin embargo, y en opinión muy personal, cuanto nos falta Dios Mío y Nuestro!!, ¡Cuánto!. Partiendo de las deudas históricas con tantos pueblos y religiones, y terminando con las injusticias diarias que vemos día a día. Tal como las cosas buenas que hemos hecho, nombrar en este lugar todo lo que falta, todas las injusticias, significaría mucho tiempo, y nos desviaría del tema central.
Amigos, es desde aquí donde debemos encontrar el significado de la navidad, el por qué de ella y el por qué la esperamos con tanta ansia en adviento.
El significado esencial de la navidad, del nacimiento de Jesús, es recordar una vez más que con ÉL viene la salvación y la liberación, que con Él rompemos esquemas, que con Él no está todo perdido, que con Él el Reino de Dios es posible.
En los ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, se nos invita a contemplar como la trinidad observa lo mal que está el mundo y que en un plan de emergencia, deciden enviar y descender a Dios Hijo a la tierra para salvar a la humanidad. Por cierto que una Cristología actual dudaría plenamente de este raciocinio y hasta podría llamarnos herejes, pero no nos detengamos en este detalle estructurador, sino más bien, fijemos nuestra mirada en el fondo de la imagen que Ignacio nos llama a rezar: ‘el amor de Dios por la humanidad, por sus hijos, por nosotros y en especial, por los más excluidos, que son sus preferidos’.
Celebrar el cumpleaños de Jesús, significa volver la mirada a la razón de su nacimiento, que no es otra que traer la liberación de todo el género humano. Y volver la mirada a esto nos lleva, sin duda alguna, a cuestionar nuestra forma de vida y preguntarnos cuanto hemos hecho por esta misión, o bien, si la hemos proseguido o la hemos obstaculizado. A todos nos saltarán más de un pecado por omisión.
El nacimiento de Jesús nos debe recordar su misión, que es la misma que nos encomendó cuando volvió a su Padre. Su misión está resumida en Lc 4 18 – 19: ‘El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor’. Esta es nuestra misión, ni más ni menos. ¿Cuánto hemos hecho por ella?, ¿Pensamos nuestro futuro en función de esto?, o bien, ¿No nos sentimos parte?.
Para terminar, espero que la navidad sea también un lindo momento de encontrarse como familia, hacerse cariño y acompañarse mutuamente. También espero que cada uno de nosotros pueda tomar al niño del pesebre y acariciarlo, darle un beso y depositarlo con mucho cuidado entre José y María, pues ES DIOS!!. ¿Cómo no tratarlo con sutileza?. Sin embargo, y es mi real preocupación, cuando hagan todas estas cosas, recuerden que hay alguien que nos amó primero (Dios), que hay alguien que murió por nosotros (Dios) y que hay un cumpleaños al cual aún no llega la torta (El Reino de Justicia, Paz y Amor, El Reino de Dios).


21 de diciembre, 2007

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola carlitos,
bkn que escribai, hace bien.

nos vemos
cuando dai el examen de grado*?


Andrés f

JovenJavier dijo...

CCC, ¿qué pasó con la liberación?